Ermitas
Ermita del Calvario
EL CALVARIO.- Es, quizás,la más popular de las ermitas, situada en loj alto de la orilla izquierda de la carretera que sale hacia Peralta.
Su origen habrá que cifrarlo, cuando menos, en el siglo XVIII, fecha en que se habla de renovar, desde ahí, el Vía Crucis que ya existía, erigiendo otro nuevo. Este Vía Crucis ó Calvario le dió nombre.
En su interior se guarda una hermosa talla de gran tamaño, enmadera de un Cristo crucificado que preside el altar. En los años 1940-1950 se situaba bajo un dosel y unas cortinillas de simil de damasco. A ambos lados del altar se colocaban sobre unas peanas dos imágenes, una de la Dolorosa, vestida con manto de terciopelo bordado en oro, y otra de San Juan Evangelista, tallada en madera.
En el inventario parroquial de 1949 se decía que esta ermita era de gran veneración por parte de la feligresía, pero que se hallaba en pobre estado pues hacía un siglo exactamente que no se había reparado. La gran devoción del vecindario hizo posible el arreglo del altar, poner gradas nuevas, entarimada, colocar bancos adosados a la pared y abrir una "lumbrera" encima de la puerta, costando las obras 5.033 pesetas de la época, que fueron aportadas por el vecindario.
El Cristo citado desfila en las procesiones de Viernes Santo, aunque hubo unos años que por su delicado estado dejo de procesionar hasta que fue restaurado. Una costumbre antigua relacionada precisamente con la Semana Santa fue la de subastar los pasos para ser portados en las procesiones, hecho que tenía lugar en la sala del Ayuntamiento, destinando su recaudación a los fondos del Santo Hospital de la Villa. Los libros de esta institución registran abundantes cuentas por este concepto. Esta costumbre se sigue manteniendo aunque la recaudación va destinada a sufragar los gastos de la Semana Santa. Otra tradición antigua habla de romerías a la ermita con comidas campestres.
En tiempos pasados la ermita se hallaba aislada del casco urbano. Hoy con el ensanche, ha quedado prácticamente alcanzada por la expansión.
Otros objetos interesantes que contenía el edificio, según relación parroquial de 1951, eran un crucifijo de bronce, una imagen de Nuestra Señora de Lourdes, dos arañas de cristal, una lámpara de bronce y una hermosa pila de agua bendita en piedra.
Hasta 1958 se conservó su estructura primitiva, a base de piedra, canto rodado, ladrillo macizo y argamasa. En ese año se efectuó un ampliación, dándole acceso una puerta arqueda de ladrillo. La luz la recibe por cuatro ventanales, dos a Oriente y dos a Poniente que se cierran con modernas vidrieras de bello efecto, aunque carezcan del corte y policromía de las iglesias clásicas.
El autor de esta transformación fue don Ambrosio Eransus Iribarren, parroco, que además la dotó de un bello atrio ajardinado, desde el que se divisa la hermosa vega del Arga, constituyendo todo el conjunto un rincón acogedor.
El suelo del tempo fue encementado y sobre el arco de la entrada se colocó una cúpula-torre que contiene una campana y cruz. También en la fachada tiene situada una hornacina con la con la imagen de San Roque. En el patio se halla la pila-surtidor. Todo el recinto se cierra con verja de hierro y puerta de igual metal.
Fotos cedidas por José Manuel Cortés